jueves, 11 de diciembre de 2008

Zócalo: patrimonio mexicano

Un texto que encontramos dentro de la Bilbioteca central de la UNAM, escrito por Jorge Ibarguengoitia, nos habla de algunos usos del Centro Histórico.
Habla de que las grandes ciudades siempre han tenido alguna fuente de agua cercana, París por ejemplo, o Londres, nos habla de la importancia de este elemento básico para la vida del ser humano y su importancia en las grandes metrópolis.
El caso de la Ciudad de México, es diferente ya que lo que tenemos es nuestra Plaza Mayor, como ombligo de la ciudad.

Ibarguengoitia habla de algunas de las contras de Zócalo, los usos pobres que se la dan, como marchas, y la pobreza con la cual está construido, sin ningún lugar donde se puede leer, o relajarse, sentarse si quiera.


Podemos decir que el Zócalo, a lo largo de su historia ha sufrido algunos cambios positivos, como la eliminación del Mercado del Paríán y la estatua de Carlos IV.
Otro cambio importante fue el crecimiento e el número de pisos del Palacio de Ayuntamiento, de esta manera esta mucho mejor proporcionado en cuanto al Zócalo.

También algunas adiciones en los edificios en el Centro Mercantil y en el Monte de Piedad dan algunos resultados parecidos.

Es la segunda más grande del mundo después de la Plaza Roja de Moscú, conformando uno de los conjuntos arquitectónicos más armoniosos del mundo. En el sitio que actualmente ocupa esta plaza ya existía un espacio abierto que formaba parte del centro ceremonial de la capital del Imperio Azteca, Tenochtitlán.
El Zócalo ha sufrido grandes cambios a lo largo de la historia, los edificios que en él se encuentran han sido varias veces demolidos o remodelados, la plaza ha tenido áreas verdes, monumentos, fuentes e incluso un mercado: "El Parián", que durante la época virreinal funcionó en la esquina suroeste de la misma y donde era posible encontrar telas, vajillas, moda, entre otras mercancías provenientes de la Nao de China.
Este es el lugar donde los capitalinos se reúnen para celebrar fiestas o manifestaciones.
Pocos lugares encierran tanto significado para la cultura mexicana como el Zócalo de la Ciudad de México, un monumental espacio público rodeado por algunos de los más emblemáticos hitos urbanos de la urbe, que en conjunto constituyen una de las plazas públicas más importantes y grandes del mundo.
A la llegada de los españoles, éstos respetaron parte de la traza que había tenido la antigua capital y ensancharon este espacio público dando inicio a la construcción del Palacio del Virrey (actual Palacio Nacional) en lo que había sido el Palacio de Moctezuma Xocoyotzin al oriente de esta plaza, mientras que en el sector norte se destinó un solar a la construcción de la Catedral Metropolitana donde anteriormente se encontraba parte del Templo Mayor azteca. En el flanco poniente se establecieron varios comercios que posteriormente dieron origen al llamado "Portal de Mercaderes" y finalmente en el extremo sur de la plaza se construyó el Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México.
Esta plaza más allá de ser la sede del poder político, económico y religioso de México, así como de ser un espacio donde se mezclan el pasado indígena y virreinal, con más de 4 siglos de historia, es también el lugar donde el pueblo de México se reune para celebrar fiestas o manifestaciones. Es el lugar donde los mexicanos forman parte de la historia; en tiempos prehispánicos con los ritos y ceremonias religiosas aztecas; en el Virreinato en las proclamaciones de reyes y virreyes y en la época independiente en las celebraciones del día de la Independencia, bienvenidas a jefes de Estado, protestas o eventos culturales. De esa manera el Zócalo de la Ciudad de México es el corazón de una cultura, y cada latido un día de su historia.

Durante la segunda mitad del siglo XX, el Centro Histórico sufrió un intenso proceso de deterioro; causado por la salida de familias de recursos medios y altos. Así, esta zona dejó de ser el eje de las actividades financieras, bancarias y profesionales; los palacios y mansiones se fueron convirtiendo en vecindades, talleres, oficinas, bodegas y comercios. Frente a esta realidad, en diciembre de 1990, junto con un paquete de incentivos fiscales, se constituyó el Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, el cual ha tenido, desde su creación, la misión fundamental de recobrar la majestuosidad que se merece nuestro admirado y querido Centro Histórico, y poco a poco se ha ido logrando.
El Zócalo está limitado al norte por la Catedral y el Sagrario Metropolitanos, al noreste por la zona arqueológica del Templo Mayor, al este por el Palacio Nacional, al sureste por la sede de la Suprema Corte de Justicia, al sur por los dos edificios del gobierno del Distrito Federal, al oeste por el portal de Mercaderes y al noroeste por el Nacional Monte de Piedad. Las calles que salen del Zócalo son: hacia el norte, República Argentina y República de Brasil. Hacia el sur, 5 de febrero, 20 de noviembre y Pino Suárez. Hacia el este, Moneda y Corregidora. Hacia el oeste, Tacuba, Cinco de Mayo, Francisco I. Madero.
Desde hace siglos, sobre el Zócalo confluyen cientos de miles de personas y casi igual número de eventos: conciertos, exposiciones fotográficas, ferias del libro, manifestaciones políticas de todos colores, desfiles deportivos, militares y ecuestres, muestras artesanales, gastronómicas y pictóricas... en fin, la lista es tan larga como vasta es la diversidad cultural e ideológica de México. El Zócalo es definitivamente un excelente punto de partida para lanzarse a la aventura urbana y explorar los múltiples comercios, bares, restaurantes y centros nocturnos de la Ciudad de México.
En el centro de la plaza destaca la presencia de una enorme bandera. Está colocada sobre un asta de 50 metros de altura y pesa 80 kilogramos.
Todos los días, aproximadamente a las seis de la tarde, se realiza una ceremonia en la que una compañía de soldados con banda de música, sale de Palacio Nacional desfilando hacia el lugar donde está la bandera. En la plaza se forma un amplio cordón de soldados alrededor del asta de la bandera. A la orden del mando de la compañía se procede a bajar la bandera. Dadas las dimensiones de la misma, es necesario que una docena de soldados se ocupe de recoger la bandera, evitando que toque el suelo, y la van plegando conforme va bajando. Una vez que tienen la bandera enrrollada, regresan con ella cargada al hombro al interior del palacio. Una hora después, aproximadamente a las siete de la tarde, un grupo de soldados iza nuevamente la bandera, pero en esta ocasión sin ceremonia.

Por Carlos Recamier, Iván Torres y Anahí Padilla


El centro histporico de la Ciudad de México:una visión del siglo XX-Luis Alfonso Peniche, México. D.F.; UAM

La plaza mayor, centro de la metrópoli: etnografía del zócalo de la Ciudad de México: Bastien Wildner, México D.F.; UAM

El zócalo, Reseña histórica y anectdótica de la plaza mayor de México de 1521 a 1871, Marta Martínez del Río

Guía de forasteros: Centro Histórico, Ciudad de México/colaboradores, Olga Cano Díaz, Guías turísticas Banamex.

1 comentario:

José Luis López A. dijo...

Buena aportación. Mejoren redacción. Faltó establecer un hilo conductor del relato.